Maricruz Olivares vive con Ramiro, su abuelo materno; y con Solita quien es sordomuda y que encontraron abandonada siendo pequeña. Su vivienda es un jacal situado en plena naturaleza, cerca de los linderos del rancho Narváez.

Miguel y Octavio son hermanos y dueños del rancho Narváez, el cual está hipotecado a causa de la mala administración de Miguel, el hermano mayor. Octavio es piloto y llega al rancho necesitado de dinero pues se ha quedado sin trabajo y quiere que las tierras se vendan, pero sin imaginarlo, pronto irá olvidando éste propósito,  pues descubre que la tierra, la siembra y el trato con los trabajadores, son motivo de pasión para él.

Octavio conoce a Maricruz, cuando en un paseo por sus tierras, descubre a su capataz, maltratando a Maricruz y sin importarle la condición humilde de la joven, la defiende como todo un caballero. De inmediato queda atrapado por su simpatía y discreta bellezas. Cuando Octavio descubre la maldad con la que Lucía, su cuñada, trata a Maricruz, enfurece y para dar una lección a la altivez y discriminación que caracterizan a Miguel y a Lucía, decide casarse con Maricruz.  Sin embargo, al recibir una jugosa oferta de trabajo como piloto, Octavio se va del racho, pero le encarga a su hermano entregar a Maricruz su parte de las tierras. Lucía y Esther le ponen una trampa a Maricruz quien es acusada injustamente de ladrona y termina en la cárcel. Por fortuna un abogado cree en ella y consigue que quede libre; pero al volver, se impacta al saber que un incendio terminó con la vida de su abuelo.

Maricruz se marcha a la capital y llega como sirvienta a la casa de Alejandro, su padre, sin que ninguno de los dos conozca el lazo que los une. Maricruz se gana la confianza y el cariño de Alejandro quien la ayuda a educarse y hace de ella toda una dama de sociedad. A su vez, acepta ayudarlo con la administración del casino de un crucero apostado en Isla Dorada. Aquí, ella tendrá que enfrentarse a la ambición de Carola y Raiza, quienes mantienen su confort a costa de la fortuna de Alejandro.

El mayordomo de Alejandro, descubre, el acta de nacimiento de Maricruz, donde aparece su verdadero nombre: Alejandra Mendoza Olivares; pero para evitar una impresión que pudiera ocasionarle la muerte a Alejandro, ya que padece un mal cardiaco, decide no revelarle que es su hija, pero a Maricruz sàse lo dice y ella recibe con agrado la noticia.

Miguel informa a su hermano que Maricruz desapareció tras la muerte de su abuelo. Octavio ha llegado al barco-casino, invitado por un amigo. El atractivo de Octavio acapara el interés de mujeres sofisticadas, y se siente halagado, pero no puede olvidar a Maricruz; sin imaginar siquiera que aquella humilde jovencita que fuera su esposa, es nada menos que la elegante Alejandra Mendoza, administradora y principal anfitriona del casino. Octavio entabla relación con Alejandra, impresionado por el gran parecido con su esposa; pero al enterarse que Maricruz se marchó a la capital, se muestra muy confundido. Decide enfrentar a Alejandra y quiere “desenmascararla”, pero Alejandra “se molesta” cuando él le menciona a Maricruz y la compara con ella.

Maricruz quiere proteger a su padre y le pide un poder para luchar contra Carola, quien ha estado robando al casino y está planeando un fraude mediante el cual podría convertirse en la socia mayoritaria de los casinos; pero Alejandro se lo niega ya que debe proteger a su hija. Maricruz se contiene para no confesarle la verdad.

Sin embargo al poco tiempo Alejandro se agrava y Maricruz le confiesa que es su hija; él muere dichoso y reconciliado con ella.

Maricruz juega a engañar a Octavio, logrando que él muera de amor, pero él le confiesa que no ha olvidado a su esposa y que está arrepentido por haberla abandonado. Maricruz logra amasar una gran fortuna con la que compra la hacienda de los Narváez y cumple su deseo de humillar a