Marisa es una madre soltera, perfeccionista, muy organizada, que ha debido criar sola a su hija. El gran amor que siente por Nicole la ha vuelto aprensiva y desconfiada con todo el mundo.

Todo comienza cuando Marisa llega a la capital desde Villahermosa, Tabasco, para incorporarse a un trabajo en una empresa corredora de bienes raíces. Con Marisa llegan también: Nicole, su encantadora y sobreprotegida hija de 8 años; María Elena (Nena), madre de Marisa, una simpática ludópata y “abuela problema”; y Jaquie, la sexy y coqueta nana de Nicole, que tiene el sueño de ser una estrella de un "reality show".

Gracias al destino y a su nueva vida en la ciudad, Nicole y Marisa conocen a Miguel Carreto, el "Miky", un joven, alegre y entusiasta que adora a Marbella, su madre, y que lleva diez años de relación con Jenny, su vecina, a quien siempre le da largas para casarse. Miky trabaja como operador del transporte escolar del prestigiado Colegio North Hills, pero más que un trabajo es una vocación, y más que un operador, él es un amigo o "hermano mayor" de los alumnos que traslada a diario, quienes lo adoran.

La vida de estos tres personajes se entrelazarán, cuando Marisa no tenga más opción que confiar en Miky para que lleve a su hija al colegio, ya que los tiempos no le dan para que ella pueda hacerlo. Con el transcurso de las semanas, Nicole quedará fascinada con la personalidad tan amigable de Miky, y lo convertirá en una de sus personas favoritas. Ante sus ojos, Miky es el papá que ella jamás tuvo, y Marisa comenzará a sentir cosas por él, a pesar de que él es una persona muy distinta a ella.

Las cosas se complican para Marisa cuando, al llegar a su nuevo empleo, descubre que su jefe en la oficina es Marcelo Moret, el padre de Nicole. Este hombre, adinerado, galán y manipulador, intentará reconquistar el amor de Marisa y ganarse el cariño de Nicole, aprovechándose del más grande deseo de la niña, que es conocer a su padre. Esta “conquista” se volverá una obsesión en Marcelo, quien recurrirá a los engaños y los golpes bajos para lograr sus fines, colocándolo en constante conflicto con Miky, quien se enamora perdidamente de Marisa.

Al principio, Marcelo se desvive por ganarse el afecto de su hija, sin embargo, no lo hace de manera genuina, lo hace más por competir con la autenticidad de Miky, quien de manera natural, sincera y sin dobles intenciones, tiene un lugar privilegiado en el corazón de Nicole. Marcelo, poco a poco, empezará a mostrar su verdadero carácter, controlador y obsesivo, tratando de dirigir cada detalle de la vida de Marisa y de Nicole.