En la Hacienda Seis Potros, que pertenece a la familia Santibañez, Cecilia, una mujer enferma y desvalida, deja abandonada a su hija recién nacida y se va con una sola esperanza: su hija correrá con mejor suerte que a su lado.

Pero es Chencha quien encuentra a la pequeña y desde ese momento se convierte en la nueva madre de la criatura. Ahora deberá arreglárselas para criar a la niña sin molestar a los dueños de la casa, sobre todo, para no alterar a la temible Gloria de Santibañez, dueña y señora de la hacienda, una mujer fría y controladora que marcará el destino de la pequeña.

La niña es bautizada como Victoria, pues su primera victoria ha sido librada: mantenerse con vida a pesar del abandono de su madre. Ella crece y es una niña normal, llena de vida y muy alegre. A la edad de cuatro años ya está acostumbrada a correr descalza. Tal parece que su destino es sólo uno: convertirse en velocista profesional.

Al pueblo llega don Clemente, un buscador de talentos para el equipo de atletismo de la selección que representará a México y ahàencuentra a su estrella. Victoria podría lograr una medalla de oro, pero a sus 14 años es acusada de causar el accidente de su mejor amiga, quien queda en coma. Asàes como Victoria es condenada a pasar los últimos años de su adolescencia en un reformatorio. Pero su mundo no se acaba, pues su nana Chencha y Andrés, hijo menor de Gloria, juran apoyarla siempre hasta que salga de allí.

A pesar de que su madre odia a Victoria y ha tratado de separarlos, Andrés siempre se ha mantenido fiel a su promesa de devolverle la libertad y convertirla en su esposa.

Cuando Victoria cumple 18 años recupera su libertad y la ilusión de ser una gran atleta. Sin embargo, se enfrentará a una decisión que marcará nuevamente su destino. Tendrá que decidir entre seguir el sueño de convertirse en una velocista profesional o quedarse al lado de Andrés, quien no la abandonó cuando más lo necesitó.

Don Clemente reaparece para recordarle que ella es una ganadora y le ofrece por última vez irse a la capital e integrarse al equipo de atletismo. Victoria decide seguir su sueño y dejar todo atrás, sin imaginar que también deja atrás a Cecilia, su verdadera madre, quien después de tantos años regresa al pueblo en busca de su hija, y jura no descansar hasta recuperarla.

En la ciudad, Victoria y Raúl se conocen. Él es el médico del equipo de atletismo, pero, además fue quien la acompañó durante su estadía en el reformatorio a través de su programa de radio. Ahora el amor que ambos sentían sin conocerse, es una realidad.

Por fin la vida de Victoria parece tener rumbo, pero el destino aún le tiene preparadas sorpresas y obstáculos. Deberá aprender que sólo con disciplina, dedicación y esfuerzo logrará alcanzar todas sus metas. Ella es un alma libre y nadie detendrá su vuelo.