Toño es un humilde mesero del mercado Buenaventura. Ricardo es un importante empresario millonario, presidente del Corporativo Reyes Alonso.  No se conocen entre ellos y ninguno sabe que tiene un hermano gemelo y que, al nacer, fueron separados por culpa de su padre.    

Toño siempre ha pedido a San Judas Tadeo, el milagrito de hacerlo millonario. Reparte su amor entre sus muchas conquistas; canta; baila y goza la vida sin mayor objetivo hasta que descubre y auxilia a Ricardo, un hombre idéntico a él, que es atropellado. Impresionado, Toño llega a preguntarle su madre (Luchita) sobre lo que recién ha vivido y la encuentra en la cama con su mejor amigo (Germán).

Dolido y afectado se va a casa de Ricardo, para devolver el saco, celular y chequera de éste. Allàlo confunden con Ricardo y se enamora a primera vista de Natalia. Por amor a ella, y tras descubrir que Ricardo perdió la memoria y Luchita lo ha llevado a vivir con ella creyéndolo Toño, decide suplantar a Ricardo. Pronto descubre que a pesar de vivir como millonario y estar casado con Natalia, le faltan el cariño de su madre, de su hermana Renata y de sus amigos del mercado. Además, la culpa lo carcome y aunque Benjamín se hace su cómplice y lo ayuda a salir de los líos del trabajo como financiero, todo se complica cuando el Bacalao, su sinvergüenza padre,  sale de la cárcel y lo descubre. Lo peor es que Toño desconoce que Natalia es amante de Damián (hermanastro de Ricardo) y juntos han planeado quedarse con la fortuna de los Reyes Alonso.

Por su parte, Ricardo sufre por sentirse ajeno a esa familia y amigos sin educación, sin mundo y sin dinero. Nadie soporta su altanería y suficiencia. La única que le da paz es Fabiana, a quien Toño conoce desde niña y ve sólo como su mejor amiga, aunque ella lo ama desde siempre. Ricardo se enamora de Fabiana y  le jura que es un Toño diferente al de antes de la amnesia. Fabiana lo sigue considerando un mujeriego pues Charlotte, la psiquiatra de Ricardo que le ayuda a recuperar la memoria, se ha enamorado de él, y lo lleva a vivir a su casa. Fabiana no sabe que Ricardo no le corresponde a Charlotte. 

En el barrio humilde éste se siente fuera de lugar pero aprende a vivir sin dinero y a aceptar el cariño de Luchita y Renata asàcomo a defenderlas del Bacalao, a quien se niega a aceptar como padre. Claudio, quien con la ayuda de Dora (ama de llaves) compró a Ricardo cuando recién nació,  ve en Toño al hijo cariñoso que Ricardo no era. Y cuando más cerca siente a “su hijo” todo da un vuelco pues Ricardo recupera la memoria y encarara a Toño.

¿Podrá Natalia, -que se ha enamorado de Toño creyéndolo Ricardo-, romper su alianza con Damián y evitar que se descubierta el fraude que urdió con su amante? ¿Luchita se dará una nueva oportunidad con Germán o se resignará a seguir al lado del Bacalao? ¿Ricardo  logrará conquistar a Fabiana ahora que ella sabe que él no es Toño? ¿Podrán Toño y Ricardo perdonar  al Bacalao por separarlos cuando nacieron? ¿Perdonarán Ricardo y Toño a Claudio y Dora por la manera que se hicieron de un hijo para Claudio y su difunta esposa? ¿Luchita recuperará el cariño de Ricardo, quien cree que ella nunca se interesó en buscar a su hijo perdido? ¿Podrá Ricardo perdonar a Toño por casarse con Natalia?

La verdad saldrá a flote y convulsionará los mundos, de ricos y pobres, que han conocido ambos hermanos al intercambiar identidades. Pero ahora, ninguno de ellos es el mismo de antes.