Mauricio López-Garza es un guapo, encantador y codiciado mujeriego; dueño del emporio juguetero Logatoys que –sorprendentemente– no soporta a los niños, y a quienes evita a toda costa. Acostumbrado a que otros le resuelvan los problemas, Mauricio delega el manejo de su empresa, a Fabián Carbajal, su mejor amigo desde la infancia. Pero un día los derroches acumulados de Mauricio, comienzan a hacer estragos en la economía de la fábrica, que la dejan al borde de la quiebra.

Es entonces cuando este soltero empedernido, decide buscar la salida más inesperada a sus finanzas, poniendo pausa a su vida de desmanes para casarse con una “niña bien”, cuyo padre promete inyectarle un capital millonario a Logatoys en cuanto el prometido de su hija se convierta oficialmente en su yerno.

Pero cuando Mauricio ya está en pleno altar y a punto de dar el “sí” a su flamante novia, aparece Anifer, una encantadora niña de siete años que irrumpe en el lugar e impide el matrimonio, bajo el inesperado argumento de que el novio es, nada más ni nada menos, ¡que su papá!

El escándalo no se hace esperar cuando el casi suegro inversionista se va con su heredera y sus millones a otro lado, dejando al novio vestido, alborotado, arruinado, sin futuro, con una fábrica a punto de cerrar y una hija de quien no tiene la menor idea de dónde salió, para convertirlo en el padre que ni en sus peores pesadillas hubiera deseado ser.

Obligado a vender sus bienes personales para poder pagar las deudas más apremiantes de la empresa, Mauricio no tiene más remedio que mudarse con Anifer a una privada cuyos habitantes son nada más ni nada menos aquellos exempleados de Logatoys a quien él mandó despedir y no en muy buenos términos.

Ahora Mauricio tiene que convivir con sus nuevos vecinos: Jorge Turrubiates, un estricto y conservador abogado cuarentón que, al divorciarse de su esposa, se queda a cargo de sus dos hijos que, para su mala suerte, están entrando en la plena adolescencia;Toño Barrientos, el treintañero ingeniero en informática que ha intercambiado roles con su esposa, quien ahora será la proveedora del hogar cediéndole el papel de “amo de casa”, dejándolo al cuidado de sus tres traviesos niños; Nerón Machuca, un viudo cincuentón que a pesar de creer terminadas sus labores paternales –pues sus hijos ya son mayores– y por amor a una mujer veinte años menor que él, vuelve a ser padre de una hermosa bebé a la que suelen confundir con su nieta.

Y, por último, Renée, una fuerte y atractiva chica que le romperá a Mauricio todos los esquemas y a quien entregará el corazón.

Es asàcomo Mauricio, Jorge, Toño y Nerón empiezan una aventura en la que descubren que el patio de la privada es apenas el principio de lo mucho que los cuatro tienen en común. Ya sean solteros o en familia, todos deberán asumir tareas que antes consideraban puramente femeninas, para sobrevivir a una horda de niños de todas las edades, dispuestos a enseñarles que “para ser un buen padre, hay que ser a toda madre”.